LA GRANDEZA DE MI PROFESIÓN


Hoy os quiero contar una experiencia que nos sucedió en una de las tantas animaciones infantiles que durante el verano realizamos a lo largo y ancho de la geografia provincial y autonómica. Os sitúo. Era el dia 16 de julio, festividad de la Virgen del Carmen. El día habia amanecido nublado, con riesgo de precipitaciones en el interior. Nosotros actuábamos en Albal, municipio de la provincia de Valencia, que celebraba las fiestas patronales en honor de Santa Anna, compartiendo cartel durante la semana con artistazos de la talla de "Mojinos Escozios" o Raúl, y curiosamente esa tarde, eramos los "teloneros" de un recital de zarzuela. El lugar elegido, el Parque San Carlos. Llegamos a media tarde. En el parque a penas correteaban varios niños tras una pelota, mientras que un par de niñas se hacian confesiones sentadas junto a un parterre. El escenario aparecia repleto de focos, dispuestos para el recital de la noche. Mientras nosotros comenzamos a montar nuestro espectáculo. Para que lo entendais, nosotros realizamos un espectáculo de rock&roll con canciones adaptadas para niños y niñas que son interpretadas (con voces en directo) introduciendo divertidas animaciones y coreografias. Algo muy novedoso.

De pronto comienzan a caer las primeras gotas de lluvia, que poco a poco se fueron multiplicando y acabaron en aguacero. Por suerte el escenario estaba cubierto por un techado metálico sobre el que escuchábamos golpear la lluvia, lo cual multiplicaba su efecto. No obstante seguimos montando a la espera que alguien de la organización nos diera las oportunas directrices.

Finalmente aparecieron los representantes municipales, que con caras de circunstancias nos miraban, impotentes, preguntándonos que es lo que haciamos. Los niños, junto con algunos padres se habían refugiado en un porche cercano. Un niño con paraguas se acercó a preguntar si se suspendia la actuación. Y la concejala, apenada, le dijo que todo apuntaba a que si. Así que cinco minutos antes de empezar se decidió suspender. Entristecidos y aprovechando una tregua de la lluvia, decidimos cantar una canción dedicada a los chavales que estoicamente habian soportado el mal tiempo y la espera.

De esta manera, sin vestuario, ni atrezzo, ni prueba de sonido, ni nada de nada comenzamos a cantar la canción con la que iniciamos nuestro espectáculo. Y cual fue nuestra sorpresa, cuando vimos con estupor como se iba llenando el parque con un goteo incesante de gente: padres y madres con sus hijos, carritos con bebés, abuelos, etc etc. Era como el cuento del "Flautista de Hamelin", en que todos se movilizaron al escuchar la música. De esta forma, en breves minutos aquello estaba lleno. Todos de pie, sobre los charcos, pero con ganas de pasarlo bien. Y asi, seguimos y seguimos y casi hicimos el espectáculo completo. Luego, al terminar recibimos una cálida ovación. Y nos sentimos bien, como habiéndo superado la adversidad y aunque no fue nuestra mejor actuación, ni lucimos elegantes, ni cantamos bien, seguro que será una tarde que recordaremos durante mucho tiempo.

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HASTA SIEMPRE...ANTONIO!