LOS "CIBER-GAMBERROS" DEL MÓVIL

De un tiempo a esta parte nos hemos creado tanta dependencia de nuestro teléfono móvil que nos resulta imposible pensar en como hemos podido sobrevivir tantos años sin él. Ignoramos como podiamos comunicarnos o avisarnos, hace tan solo pocos años. Si a los móviles les añades la popularización de internet, estaremos hablando lógicamente de la era de las comunicaciones, verdadera ciencia ficción hace pocas décadas. Pero como siempre estos avances tecnologicos tienen su parte negativa: abonan el terreno de pederastas, estafadores, delincuentes, etc etc.

Pero hoy quiero centrarme en un tema que ha captado nuestra atención en los últimos meses. Se trata de una practica, mayoritariamente realizada por adolescentes o gente muy joven que consiste en lo siguiente: un grupo piensa en una determinada acción (la mayoria de veces ilegal, inmoral o abusiva) luego la llevan a la práctica (normalmente siempre atentan contra otra persona, generalmente más debil, o contra elementos materiales). Esto ha sucedido siempre. Gamberros, abusones, etc los ha habido siempre. Ahora la novedad es grabarlo en video, colgarlo en la red, y hacer pública al mundo la gamberrada. Los sujetos se sienten héroes y la humillación a la que someten a sus víctimas se multiplica. Lógicamente es mucho más fácil actuar contra ellos, puesto que se facilitan las pruebas en su contra. Recordemos acciones tales como agresiones a compañeros de instituto, a profesores, ataques contra el mobiliario urbano y la última conocida, una exhibición de racismo y xenofobia con insultos y humillaciones a unos dependientes de origen chino que tuvieron que abandonar su propia tienda para llamar a la policía.

Y ante esto...que podemos hacer?. Es una cuestión de educación. Educar en el respeto a los demás. Educar enseñando el gran abanico de posibilidades que existen para divertirse y disfrutar del ocio sin necesidad de subirse la autoestima abusando del débil, vejándolo, humillandolo para sentirse respetado por una masa de indivíduos tan impresentables como los propios autores de la fechoría. El trabajo está en las casas, en las familias (sean del tipo que sean), que son quienes proporcionan la herramienta a los adolescentes y quienes deben velar por el correcto uso que se haga de ella; y los centros educativos que deben luchar por incentivar a los jóvenes en un modelo de ocio alternativo poniendo límites a su libertad cuando esta ataca a la libertad de otro. Y finalmente, castigos ejemplarizantes para quienes actúan, graban o disfrutan de las gamberradas (por ejemplo trabajos en beneficio de la comunidad). Es un trabajo dificil y complejo, pero está en nuestra mano ponerle freno, antes de que un paso más en la tecnología dé otra vuelta más de tuerca a las maquinaciones de estos "ciber-gamberros".