MÁS ALLÁ DEL DINERO

Que algún dia dejaremos de existir sobre la tierra, en un hecho cierto. Nadie vive eternamente. Es, tal vez, el único hecho de la vida que nos iguala a todos con independencia de raza, sexo, riqueza,...puesto que al final todos morimos. Quizás más allá de esa muerte corpórea exista un paraiso, o quizás la más absoluta oscuridad, o tal vez vaguemos como almas en pena durante décadas. Eso lo ignoramos. Es uno de los grandes misterios de la humanidad...el mayor diría yo, puesto que sobre él se asientan las bases de las múltiples religiones: la existencia de un dios que te permite nacer y decide cuando vas a morir.

Pero más allá de este misterio ubicado al final del camino, quisiera reflexionar sobre el camino en sí mismo. Por ejemplo, nos hemos preguntado alguna vez que hemos venido a hacer a este mundo? o cuál es el objetivo de la vida?

En esta época que vivimos donde la crisis esta minando muchos de los principios de la sociedad de consumo a la que estabamos tan acostumbrados, parecía que habiamos perdido el norte sumidos en una espiral de gasto compulsivo olvidandonos de ser felices y por consiguiente hacer felices a los que nos rodean. Disfrutar de los pequeños momentos que nos regala la vida y que la mayoría de veces son gratis. Una caricia, un beso, un susurro, un paseo a la luz de la luna, una charla, un abrazo,...cuanto valor tiene esto y que poco dinero cuesta! Alguien dijo una vez: "Era tan pobre tan pobre que solamente tenía dinero". Que gran verdad.

Hoy me gustaría reivindicar la felicidad por encima del materialismo. El hecho de trabajar en aquello que nos llene, que nos haga ser felices y disfrutar de la gente que tenemos a nuestro alrededor. Que nunca volvamos a sacrificar esta felicidad por tener una gran casa, un coche mejor o un sinfín de caprichos. Pensemos que la vida es corta y cuando estemos a punto de irnos, solo nos podremos llevar aquellas cosas que quepan dentro de nosotros mismos y perduraremos en los demás si nuestro recuerdo perdura como quienes amaron y supieron ser amados.

Reflexionemos y busquemos nuestro lugar en la sociedad. Sintamonos útiles, valorados, queridos, ocupando nuestro espacio y haciendo que este mundo, nuestro mundo, sea un lugar mejor, donde nuestros hijos nos vean como padres y madres y no como máquinas de producir dinero.