PERDER LA RAZÓN

Está claro que en un estado como el nuestro todos tenemos el derecho a luchar por lo que creemos y por todo aquello que consideramos justo, siempre y cuando nuestro derecho no suponga perjuicio para el resto de los ciudadanos. Y buena muestra de esto es, sin lugar a dudas, la huelga que estamos sufriendo en estos momentos, protagonizada por los transportistas que exigen al gobierno medidas especiales con referencia a la subida del precio del carburante. Planteado de esta manera todos estaremos de acuerdo en apoyar el plante. Tal vez no lo estén los empresarios perjudicados así como otros productores como ganaderos o agricultores que ven con resignación como se estropean sus productos; o al ama de casa que ve desabastecerse el supermercado, o las propias gasolineras a las que deja de llegar el carburante, o tal vez quienes esperen un paquete de cualquier rincón del mundo. Son los daños colaterales y el caos que cualquier conflicto de esta índole tiene y que sirve de presión a la hora de negociar. Pero quizás lo más grave sea impedir que quienes quieran trabajar y estan en su perfecto derecho, puedan hacerlo libremente. El mismo derecho que ampara a unos a la huelga, ampara a otros a no hacerla.

Por ejemplo, ayer por motivos de trabajo estuvimos con nuestro furgón en Salamanca realizando una actuación teatral. A la vuelta topamos con un "piquete informativo" en plena autovía (jugándose literalmente la vida) que nos obligó a parar. Tras preguntarnos y viendo que no teniamos nada que ver con quienes estaban llamados a la huelga, nos dejaron continuar. Más tarde, nos cruzamos con otro grupo, esta vez nos hicieron gestos desde un puente unos cuantos supuestos huelguistas que portaban una pancarta y que acabaron lanzandonos una piedra que impactó en el techo de nuestro vehículo. Y si hubiese impactado en el parabrisas? Y si ello hubiese producido un accidente poniendo en peligro la vida de sus seis ocupantes? A quién pedimos responsabilidades por estas actitudes exaltadas o no. Lo siento pero para mi han perdido la razón.

Además me gustaría recordar que en pleno siglo XXI las cosas no deben solucionarse utilizando la fuerza de una masa exaltada, con amenazas, violencia, etc sino mediante el diálogo con las partes implicadas en el conflicto, y sin olvidar que otros profesionales que no son transportistas (por ejemplo nosotros) también gastan verdaderas fortunas en llenar los depósitos de sus vehículos de trabajo.

Esperemos que acabe pronto la huelga y sea cual sea el resultado no haya que lamentar ninguna atrocidad más, como la del huelguista fallecido en Granada, la quema de cuatro camiones (incluyendo un camionero que dormia en el interior de uno de ellos con quemaduras en el 25% de su cuerpo) o las agresiones e insultos hacia todos aquellos que únicamente toman la decisión de no secundar la huelga.

(Foto ADN)